These days it is a trend to follow every indicator on economic activity, and overreact about the sligthest change on them with either euphoria or a feeling of impending doom.
The brutal fact is the current decaying figures are just consequences of the crisis. The difficulties estimating the real magnitude and deepness of it just have been adding growing fears to both consumers and investors.
In this scenario, governments should as quick as possible to prevent massive job losses. We can still remember the situation over the 30's when nearly 25% of the active persons lose their jobs. Now social security may operate, but in the short term is not enough and the experience shown that urgent action is vital to avoid harm to families and misery.
In the medium or long term the challenge may be equally tough, but then governments will feel the pressure to promote growth and reduce the programmes, now needed, towards labour flexibility. Failing to do so may prevent countries to grow and make the unemployment levels to settle on higher figures.
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En estos días, en que muchos de nuestros analistas figuran pendientes a cualquier vaivén en indicadores económicos, me parece necesario repasar algunos conceptos básicos, para evitar la desesperación en que nos tratan de sumir.
Primero, la crisis comenzó hace tiempo, un par de años pudieramos decir, basta revisar los ajustes en la industria de la madera durante 2007. Lo que ahora vemos son sus efectos en las distintas economías mundiales, además de la propagación del pánico en un mundo cada vez más interrelacionado. Sí, pánico o, usando una palabra aún más cercana, miedo.
Esto es bastante fácil de entender. Cualquiera que no tenga certeza de lo que ocurrirá con su trabajo, tomará alguna medida de prevención, ahorrará o evitará gastos en lujos, etc. Los mismo ocurre a nivel de inversiones. Pero el problema es que esa cautela a nivel de consumo doméstico y de inversión de capitales genera un efecto en cadena. Dado que hay una condición negativa y de incerteza, prefiero no arriesgarme entrando a consumir o invertir, lo cual a su vez agranda el problema y se ingresa a una espiral.
Lo segundo es que, parte de las "verdades" del ciclo económico, es que cuando se destruye riqueza vamos a tener que enfrentar un mayor desempleo. En condiciones normales, esto no es un gran problema y, al contrario, incentiva a un mejor desempeño, tanto en el trabajo como en las inversiones. Pero esta crisis nos lleva a un escenario lejano al normal, sólo superado por la crisis de los 30' cuando el desempleo masivo llegó a capturar un cuarto de población activa y se contrajo la economía estadounidense en también una cuarta parte.
El problema esta vez, es que sí habrá un gran desempleo y afectará mayormente a las economías en las cuales no hay una red de protección social. El concepto mismo genera un debate intenso, pero en este escenario, sin importar la figura, los gobiernos deberían concentrarse en la mantención y generación de algún tipo de empleo en el corto plazo. Esto de forma de mantener el consumo doméstico, pero, sobre todo, para mantener a las familias que serán fuertemente afectadas en la pérdida de ingresos. En definitiva, esto se trata de combatir la miseria.
Pero insisto, en el corto plazo, el foco es apoyar al máximo el empleo. Luego, el desafío es también grande para desactivar estas ayudas de emergencia y promover la competitividad, incentivando el empleo (y no el desempleo) con una estructura de trabajo más flexible, que premie a los mejores y las buenas iniciativas. Afortunadamente, tenemos experiencia en esto y vemos que en caso contrario, la consecuencia puede ser un alertagamiento de la recuperación, sobre todo en el empleo.
El artículo sobre la crisis y empleo en que me basé.
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