Cuando el gerente de una entidad financiera habla del gran costo de oportunidad de invertir en Chile y lo atribuye a varios factores negativos, es para preocpuarse.
En detalle:
1. La crisis energética, con el alto precio del petróleo, la sequía y los crecientes costos del gas argentino,
2. La desaceleración del consumo interno,
3. Los problemas sanitarios de la industria del salmón,
4. Los problemas laborales de las industrias de alimentos, y,
5. El ambiente político falto de gobernabilidad, políticas claras, pero con abundantes contradicciones.
Así, no resulta de extrañar que los destinos de inversiones sean países pujantes, como Brasil o el Asia emergente.
La opinión de Andrés Pesce, gerente de productos e inversiones de Skandia.
jueves, 13 de marzo de 2008
lunes, 3 de marzo de 2008
La maldita imprudencia
Imprudencia en el ataque, no importa las razones que lo justifican...
Imprudencia al declarar que esto es un problema de soberanía, por los afectados y los terceros (incluida nuestra presidenta)...
Imprudencia al movilizar tropas en un tema que incumbe a dos vecinos...
Esa maldita imprudencia no es casual. La guerra con las FARC es cruenta y lleva años. La guerra saca a flote lo peor de los seres humanos y la muerte se torna en necesidad irracional...
Pero lo peor de todo es la otra imprudencia, la que no es tal. Ésa que es sólo parte de una orquesta preparada para el evento. Y donde el resto del reparto participa de un guión que no conoce del todo.
La llegada de las armas, los discursos incendiarios con el tema añejo de reivindicaciones que nuestros pueblos olvidaron las penas que acarreaban, los caudillos que prometen revoluciones de igualdad para consolidar su poder absoluto... En suma, esto no es un arrebato, no es una sorpresa ni menos una respuesta airada.
Esto es la consecuencia de un plan que lleva años ejecutándose. Y el resto de los títeres ejecutan su parte con maestría, sea que supieran o no su papel.
Por la esperanza, es de esperar que algunos se rebelen ante el titiritero y logren torcer la mano a un destino que pretende validar con muerte y violencia, una revolución que ya una vez trajo desolación en nuestra Latino América.
Imprudencia al declarar que esto es un problema de soberanía, por los afectados y los terceros (incluida nuestra presidenta)...
Imprudencia al movilizar tropas en un tema que incumbe a dos vecinos...
Esa maldita imprudencia no es casual. La guerra con las FARC es cruenta y lleva años. La guerra saca a flote lo peor de los seres humanos y la muerte se torna en necesidad irracional...
Pero lo peor de todo es la otra imprudencia, la que no es tal. Ésa que es sólo parte de una orquesta preparada para el evento. Y donde el resto del reparto participa de un guión que no conoce del todo.
La llegada de las armas, los discursos incendiarios con el tema añejo de reivindicaciones que nuestros pueblos olvidaron las penas que acarreaban, los caudillos que prometen revoluciones de igualdad para consolidar su poder absoluto... En suma, esto no es un arrebato, no es una sorpresa ni menos una respuesta airada.
Esto es la consecuencia de un plan que lleva años ejecutándose. Y el resto de los títeres ejecutan su parte con maestría, sea que supieran o no su papel.
Por la esperanza, es de esperar que algunos se rebelen ante el titiritero y logren torcer la mano a un destino que pretende validar con muerte y violencia, una revolución que ya una vez trajo desolación en nuestra Latino América.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)